12 de julio de 2012


Queridos Infames, continuamos con la tematica de nuestro tercer número Soledad: Encantos y Desencantos "La infinita compañía en su séquito decadente"  como podrán haber leído nuestro bolog pasado mostramos la editorial, ahora nois compete el presentarles nuestra sección El evangelio según... adentrandonos en el mundo de una poetiza de extravagante vida, ya que vivió sola casi toda su vida, haciendo que este factor fuera la clave para que saliera en nuestro tercer número, sin más les presentamos a Emily Dickinson.



Hermanos, Emily ha alcanzado la Inmortalidad silenciosamente.

Su cuerpo pequeño y su cabello hirsuto empezaron a crecer en este mundo a partir del diez de diciembre de 1830. Emily nos ha nacido al morir un quince de mayo de 1886.

Sus cincuenta y cinco años entre los mortales los pagó con muchas vidas y muchas muertes, todas éstas sin salir de Amherst, Massachusetts, sin salir de su hogar ni de su habitación encantada. No fue un buen cordero. Rebasó el tiempo alejada de cualquier élite intelectual o corriente literaria. Su poesía es fresca y eriza los vellos de quien la lee hoy. No, claro que no fue un buen cordero, nadie en aquella provincia de la Norteamérica puritana supo cómo comerla y aún hoy es subestimada la fuerza de sus palabras que supo contener entre guiones para que no explotasen.

Hay que seguir su ejemplo y encerrarnos todos nuestros años.

Escogió ser una isla vestida de blanco y jamás subastar su mente; en vida publicó menos de diez poemas y al fallecer se le encontraron casi mil ochocientos en papeles cuidadosamente encuadernados a mano: nuestra deuda.

Ella no fue una mártir, no. Ella fue un ángel de brillante laicidad, con todo su sentido del humor a cuestas como espada. No escribía por virgen ni por sola, ni por carencia, ni por frustración. Emily Dickinson amaba la vida y la muerte y de ellas escribió un solo gran poema, todos los poemas que no hemos sabido nombrar.

Hay que aprender a vivir en la eternidad como Emily, pero estamos advertidos: quizá a la eternidad no se vaya acompañado.
Por: ValezZuki


Ahora queridos lectores mediten las bondades y maldiciones que puede traer la soledad, la voluntad propia para enclaustrarse y meditar acerca de la vida, de salir de la linea de tiempo e inmortalizarse en una vida consigo mismos, haganlo no una vida, pero pueden tomarse un día, unas horas, un instante de reflexión, así podrán dejar por instantes este mundo lleno de agetreos y malabares, nos volveremos a encontrar en nuestro siguiente blog, mientras tanto disfruten.

Alejandro Volta

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